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No te buscaba
Sala Villamonte, Getxo 2022

Es habitual, en la práctica artística, la búsqueda de un posicionamiento propio. A veces, paradójicamente, este viene de la mano de un desarraigo. Una cuestión que se resuelve tras el espejo; tras la pregunta por lo que hay de otros en uno mismo como un intento por despejar la incógnita. Es habitual, en este proceder, toparse con el archivo familiar para mirarse en el reflejo de la progenie. Como si gracias a ese ejercicio arqueológico pudiera apartarse la paja y hallarse, así, la reliquia que da cuenta del origen de algo. Sin embargo, ese algo titila siempre en abismos movedizos y se hunde a medida que profundizamos en la cuestión.

A veces sucede que durante el descenso uno se distrae del supuesto objetivo y le da una vuelta más a esa práctica. Así es como esta toma su propia inercia y da otra vuelta y otra, y empieza a girar el espacio, y también los reflejos y, como si de un caleidoscopio se tratara, comienzan a relampaguear infinidad de imágenes en las paredes de la cueva; nuevas formas que van y vienen; intuiciones fugaces que son las que, finalmente, nos posicionan.

El proyecto de Joey Ordóñez. parte del archivo paterno: unas fotografías analógicas que nos muestran a su padre en una expedición de espeleología: unos cuerpos se deslizan, cuerda en mano, hacia el interior del mundo.

Sin embargo, la mirada no presta atención a la proeza. En las piezas de Joey la humanidad ha desaparecido, tal vez devorada por algo. Nada queda, salvo los restos, unos mosquetones y unas cuantas cuerdas. Ni tan siquiera eso, queda tal vez la tirantez de las cuerdas, la herramienta y su técnica... y tampoco, apenas una tensión representada, una huella petrificada, puro mineral, zinc exactamente: el mismo al que denominan “el caballo oscuro de la mente”.

Se dice que sin el equilibro adecuado el zinc puede comportarse como neurotoxina dañando nuestro sistema de relaciones. En su justa medida, sin embargo, favorece la plasticidad sináptica propiciando nuevas vueltas y conexiones entre celulas, modificando así la cosmovisión de nuestro mundo.

Texto por Iván Gómez

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